viernes, 10 de junio de 2011

Existir

Pequeña y constante. Continua y sonora. Como si de una música perpetua se tratara, permanece en mi corazón. En lo más profundo de mis sentidos, allí donde todo es de otra forma. Casi puedo tocar lo que escucho, ese sonido que revela algo en mi interior y que hace que mi corazón lata con fuerza; silencioso pero rítmico. La base casi parece hecha para mí. Deslizo mis emociones, acaricio mis lágrimas, respiro mi sonrisa, amo la profundidad de este sentimiento. Hago mía la sencilla melodía que perdura en mi alma. La toco, la miro, la envidio. Aún despierto, en la madrugada, con la sensación de escucharla en mis oídos. Y como cuando cierro los ojos, me evado del mundo, cuando escucho el sonido de mi vida, te recuerdo y entonces, repito débilmente con mis ojos tristes lo que mis manos no pueden tocar. Y, antes de que deje de recordarte y de que mis ojos dejen de verte, tú me habrás transportado a cualquier otra parte, sabiendo con seguridad que eso jamás me puede hacer sentir viva. Junto con las últimas notas de mi canción, tranquila y eterna, mía y de nadie más, tú te vas y me llevas contigo, sin querer, delicadamente, sin ser consciente de que eso es lo que necesito. Podría fundirme con la calma que se adueña de tu boca si me lo permitieras, al igual que lo hago cada vez que escucho la melodía que me ha hecho nacer, la que siempre ha existido pero, sin embargo, la que nunca he podido escuchar. Quizá he malgastado todo este tiempo en buscar el dolor que se desvanece con cada espejismo reflejado en mi corazón, para encontrarlo y transformarlo en ganas de hacer ese espejismo real. Y tú... tú nunca sabrás ni tan siquiera, lo que sufren mis ganas de sentir por ti. Me duelen las lágrimas de tanto secarlas, me pesan las manos de tanto acariciar mi corazón, me duelen los pies de tanto hacerlos llevar todo lo que nunca te has llevado de mí. Pero sé que todo esto puede tardar en desaparecer lo que dura la melodía de mi vida, esa que nunca podrás escuchar, ya que vive en mí... y tú ni siquiera sabes quién soy.

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