Iba justo ahora a escribir una de estas frases tristes desesperanzadas, que bostezan y duelen. Y al decirla en mi cabeza pensé que no me sentía así.
Que ya no identificaba tanto dolor.
Y la escribiré a distancia, con arte, con prudencia, cediéndosela a quien la quiera; bien porque se sienta así; bien porque, como yo, haya dejado de sentirse así. En cualquier caso: ya es de otro.
"He comenzado a tener heridas en los pies. En mi corazón ya no cabían más."