domingo, 19 de febrero de 2012

Have a nice day.

Hoy levito entre tus ojos y entre tu forma de mirarme. Entre el ruido de tus pasos por mi pasillo, entre los susurros de euforia que recitaban tus manos al acariciarme la piel. Levito y miro por encima de cualquiera, y ni siquiera les supero en altura. Sólo siento que podría alcanzar cualquier trozo de cielo, que es tan infinito en su totalidad como tan reducido en tus pupilas cuando alzas la mirada para descubrir desolado que detrás de todo eso que sueñas siempre hay algo más.

Hoy camino descalza, deslizándome ligeramente sobre el suelo, mientras me miras absorto, como si jamás hubieras visto a persona alguna caminar de esta forma. Y yo, ingenua a la par que pícara, te dejo que me observes, te regalo una parte de mí y me regalo a mí misma tus ojos. Me adueño de tus sentidos sólo por un momento, sabiendo que podría hacerlo siempre que con mis manos, o con mi pelo, o con mi forma de andar, pudiera decirte te quiero de miles de formas jamás escritas, ni jamás sentidas. Porque así lo siento, y así te amo, y así te dejo que formes parte de mi camino titubeante, pues sé que necesito equilibro y que tú jamás me lo negarás.

Y finalizo mi estado, más emocional que espiritual, volviendo al suelo lentamente, mientras me sujetas con firmeza, contándome tus inquietudes y por qué te gustan mis lunares y por qué te deja de gustar la lluvia. Y así, tan simple como tu forma de reír, terminamos la noche con un beso en la frente.

Que descanses.