lunes, 19 de enero de 2015

Eu te matei de fome

En el suelo del balcón hay ceniza que no pude tirar. Marca del vaso de café que tomé en ese suelo esta mañana.
Y a veces las palabras más simples y pequeñas son las más grandes y necesarias.

Escribo desde que soy menos niña porque las cosas a veces duelen tanto que sólo en escrito puedo soportarlas. Hacemos un trato, las cosas y yo. Yo las dejo aquí, inmaculadas e inmunes, y ellas se quedan con una parte de su dolor. Y así puedo llevar otras cosas encima.

Pero a veces ni escritas cesan. No hay trato. Espero que cedan mientras la noche se va, espero escuchando cómo rompen algo dentro de mí con cada minuto que pasa. No hay trato. Se quedan y duelen. Luego el llorar, el pasar el día y el llegar con miedo a la noche.

Esta noche. Una más en escrito, en sangre tres vidas.