sábado, 28 de marzo de 2015

Directa

Siempre que pienso en este pequeño espacio siento que he vivido mucho más dolor del que recuerdo. Que de alguna manera he teñido mis breves escritos de negro y cuando los toco me manchan los dedos.
Pero una noche más acudo aquí. Es absurdo quizás, como si por escribir estas líneas los problemas se fueran a diluir.
La palabra infeliz, entre todas, es la que más resuena en mi cabeza. Soy infeliz porque comparto mi amor con alguien que no comparte el suyo conmigo. Porque esa felicidad que me invade por el simple hecho de levantarme cada mañana se ve frustrada por una misma persona. Y no sé qué más debe ocurrir para que pase algo más. Para que realmente deje todo este sufrimiento de lado. No sé qué me ata. Intento entenderme, hacer las cosas más pequeñas, ver todo lo bello que hay, pero siempre se encarga de teñirlo. Sólo con una frase sacude mi corazón, y ni siquiera entiendo por qué. Por qué tanto dolor, de dónde viene todo, a dónde va y qué lo parará. Son inútiles las palabras, los consejos, las largas noches, las salidas de mi cama a mi terraza, los cigarros interminables con monólogos mentales y los puñetazos a la pared. Es todo absurdo ya.

Dónde me escondo de esto.