domingo, 15 de diciembre de 2013

Insomnia me da los buenos días

Abro los ojos y no te veo.
Abro las piernas y todo va naciendo. Sin desayunos necesarios para empezar bien el día. Sin silencios incómodos ni incómodas posturas. Sin miradas en otras partes ni partes a mitad. Sin el cielo arriba y la tierra abajo.
Las manos entre tanto contándose secretos. Las bocas no se cierran. Todo lo demás tampoco.
No es necesaria la oscuridad para serlo todo y más. Ni tampoco para sentirse como en un tercer planeta. Empezando desde la cuarta estrella fugaz de la calle tu muslo hasta la órbita de tu rodilla, me faltan vidas para estallar. Choque de materias, de infinidad, de hacer y por hacer.
Nacemos desde el final, desde el vértice del clímax vital, desde nosotras.

Buenos días (lo más bueno de ellos ya lo tengo)