lunes, 31 de marzo de 2014

Tres/?

¿Por qué me obligo a escribirte?
Ya no quiero hacerlo más.

Ya me dueles poco, horrible desamada.
Se van las lágrimas y el sufrimiento, y las canciones tristes de medianoche, y el no escuchar muchas otras que se me hacían tuyas. Ahora las escucho, las canto, las tocan, y me encantan de nuevo.
¿Se me ha curado ya este desamor? Ojalá, ojalá.
Llegará la lluvia y todo se irá con ella por siempre jamás.
Sólo una lluvia más para despedirte.
Tus cartas no son fuego ni agua. Son cartas. Nada más. Arrinconadas, subterráneas, de nadie. Un cadáver en mi armario que jamás revivirá.

Gracias por desquererme; no hubiera podido dejar de ser infeliz por mí misma.