domingo, 25 de mayo de 2014

Domingos y de nostalgia

Hoy está la nostalgia, es día de recordar. Me suenan en la cabeza, en el pensamiento, aquí dentro, vidas pasadas que nunca viví. Las recuerdo y revivo como si hubieran sido mías. Echo de menos las cosas que nunca sufrí, las alegrías que se quedaron pendientes, los rincones que nunca conocí. Me pesan en el alma como gotas de agua de nube condensadas.
Hoy, día de nostalgia oficial en mis vidas, pienso más de lo que toca. No sé por qué nací, si me lo preguntas. No sé ni en qué pienso cuando pienso. A veces vuelvo a lo que soy y hablo como si me reencontrara con el mundo. Como si quisiera reconciliarme con todo mi pasado, de pronto este viene danzando mientras Devendra suena y los soles salen y saludan al día. Viene el pasado, inquieto y orgulloso, elegante y distinguido, como un muerto sale de su tumba cuando nadie mira, con recelo a lo que ve, sabiendo que jamás volverá a ser suyo. Yo lo miro y me pregunto por qué vino, qué se ha quedado de él en todo lo mío que con una canción resurge y se pasea entre mis bailes.
Hay algo oculto en lo que se vivió, algo que los recuerdos esconden que hipnotiza y se queda en los huesos, como si tuvieran un imán en mis entrañas y al volver a mí yo fuese algo distinto a mí. Hay algo oscuro en la mirada de alguien que ya no mira que revela algo que nadie más puede revelarlo. Algo que te enseña cosas que la vida sola no puede.

Domingos que se llevan a la espalda, a cuestas. Aquí va uno.