viernes, 23 de mayo de 2014

Ve i va

Hoy es viernes. ¡Qué feliz, bello, exacto día para verte!
Allá detrás, entre sombras, me hablan fantasmas y estatuas. Yo, que a veces creo querer abrazarlas, las miro con ternura (no sabría odiarlas del todo; lo intenté) mientras ellas sólo me gritan, me duelen, me atraviesan lo poco que les dejo de mí. ¿Qué es esto? ¿No las amé como ellas no me amaron nunca? ¿No las amé hasta el día mismo que me mataron? Estatuas, calladas en mi mente durante meses, escuchándome morir, mirándome mientras lloraba, y veían que me iba con cada llanto, que caía al suelo con cada lágrima, que ya no estaba allí del todo, que me aferraba a sus brazos y ellas dejaban que dejara de querer ser. ¿De dónde viene tanto odio, tanto daño?
Entre canciones ahogo mis antiguos encuentros, me desvisto de sus impenetrables miradas mientras me hacen llorar de nuevo, las últimas veces ya. Las dejo atrás sin querer entender ya de dónde viene todo aquello que me lanzan mientras todavía me levanto.
Hoy es viernes, hace sol. Me levanté a las cuatro y trece y nos dimos los buenos días. ¡Qué feliz, bello día para estar contigo! ¡Qué exacto el destino que te trae del presente para que el pasado huya de mí!