martes, 3 de junio de 2014

Noviembre y otras utopías

En alguna parte de Suecia, en el patio de una casa en la que se ve de noche, reflejada en la pared, la sombra de una farola, nos hemos vuelto a encontrar.
Había nieve por todas partes, todo frío, como me ha gustado siempre. Todo blanco, sin nadie más, alejado del mundo del que nunca hemos formado parte y llevamos conociendo meses de olvido. Compartiendo minutos con nada más.
Hemos hablado tanto que he perdido la manera de volver a casa.
Mirándote a los ojos me he asustado. Me ha dado miedo pensar cuánto te he estado queriendo hasta que besaste a otra. He entendido lo engañada que me he tenido, pesando de noche alguna forma, sin querer, de que esta historia se repare por sí sola, aunque eso me matara noche a noche, como llevaba haciéndome menos de un año.
Hoy nos hemos hablado, historias que duran once meses y días de tortura. Como si todo fuera invierno. ¡Qué invierno nos dimos!, piensan aquellos de allá. ¿Los has visto? Morirán los últimos. Estaremos despidiéndonos para siempre y ahí seguirán ellos, esperando que nos abracemos y digamos "¿sabes? Creo que moriremos de olvidarnos, antes que de querernos mal. Sufrir contigo no duele tanto cuando he tirado noches por la ventana de sufrimiento por echarte de menos." Qué invento, el de querer. Qué dolor me has dejado, como la huella esa de ahí detrás de ti, en la nieve. Nunca seré yo la misma aquí, lejos.
Me has abrazado hoy, ya sin miedo, con cierta pena. Te lo he notado en las manos. Dejaré, te he prometido, alguna hora de notarte tanto, y pronto empezarás a llegarme menos. Hasta entonces, tus manos han vuelto a otras, a saber: ojalá tu corazón vuelva a sentir.
Desamor me has llamado ahora, mientras me río. Cómo duele, en fin, reírte lo que me quitas. Soy desamor; lo ríes todo porque lo sabes. Estoy herida de guerra, y no escribiré yo la historia: perdí.
Me siento entre la nieve, yo. La más deshecha. Soy yo agua entre todo esto. ¿Me has visto reír? Fue lejos de tu mirada. Aún impides que cada noche deje de pensarte.
Nos hemos encontrado, hoy, aunque me hayas perdido.
Yo, a otro lado, lo he escrito para conservarlo como única copia en forma de líneas y así sólo me duela al leerlo.
Tú no pensarás hoy en mí.