jueves, 10 de julio de 2014

Renuncia

Renuncio a lo pasajero. A los nómadas que danzan como días, como lluvia en mes de sol y abrazos en peleas.
Renuncio a los que vienen y las que van. A los temporales que te conocen de noche y luego de tarde, y como máscaras a unos les sonríes de una manera y a otros les cuentas otras historias.
Renuncio a las ilusiones que duran cuatro viajes de metro. Ida y vuelta, siempre con música en la mente y los dedos nerviosos de no querer a nadie y de quererte a ti tanto.
Renuncio a días como cuando llega el verano, con horas de felicidad vacía, de encuentros por primera vez, citas como costumbre y despedidas siempre iguales. Todos los adioses sin amor son los mismos.
Renuncio a querer enamorarse y romperse el alma mientras el corazón mira al cielo y se va con el viento.
Renuncio a una lista de desamantes y desamores, antiguos encantos que por meses los recuerdo ahora y vuelven de noche, mientras me termino de vestir y doy la vuelta a la almohada, húmeda de lágrimas de alguna pasada noche triste.
Renuncio antes, ahora, después.