viernes, 24 de mayo de 2013

Can I waste all your time here on the sidewalk?

No sé por qué me extraña verte entre todas las cosas que destruyo a diario entre delirios y nostalgia.
La habitación está azul. No hay luz por ningún sitio, excepto entre mis manos. Pero estás demasiado lejos como para poder atraerte hacia mí sin que desaparezca todo lo que he conseguido atrapar para poder ver frente al espejo mi deshielo personal. Tengo cita con las horas oscuras cada silencio entre frase y frase de nuestras conversaciones. Pero no te quiero aquí.
Podría inundar nuestros problemas con todo lo que me sobra de mí misma, bañándolos de lo que se evapora cuando no contemplas mi cambio de estado. Podría inundar hasta el vacío que me haces sentir cuando llenamos los días de escenas que revivir.

Mis horas oscuras son tan poco mías que a veces creo compartirlas. Pero no haré lo mismo con esto. No te lo llevarás.

¿Y para qué contestar ya? Se han ido todos.
Si me escondo en el ascensor nadie me encontrará jamás.
Y gritaré y lloraré con los labios más que nunca, y sé que no apagaré las luces de mis manos. Me taparé los ojos y espero cegarme así. Me desharé con toda mi esperanza y toda mi oscuridad esencial, y espero entonces que nadie venga y me dejen dejar de ser.
Y entre la horriblemente amada gama cromática azul, entre la nostalgia, entre las horas oscuras y entre la angustia que guardan las paredes de este ascensor, brillará una luz. Todos la verán, pero sólo tú huirás. Te perseguirá y siempre permanecerá en tu retina, como mi cuerpo levitará entre el agua de este deshielo.

Y sé que cuando hayas corrido durante horas y sientas que estás lo suficientemente lejos de todo, recordarás la melodía de esta canción y llorarás. Llorarás, y cada lágrima que recorra tus mejillas estará hecha del agua en la que aún levito mientras escribo esto.

Evapórame.