sábado, 11 de mayo de 2013

Mucho sol y poca luz en esta mi habitación

Retazo de mujer,
cuánto te alejas del triste.
¿Qué más debo pedirte para que no me duelas más?


Me preguntas si estoy.
Te digo que a medias.
¿Dónde estás, que no me escuchas llorar?


Allá en los días
en los que quise ser más fuerte
debilitaste hasta mis dedos.


Ni congoja, ni quebranto
cupieron entonces;
hoy son llanto de mi llanto.


Herida perecedera,
vino y fue como tus ojos,
hueca dentro, llena fuera.


Poco eres y mucho pesas,
 pues desdichada te conozco.
Bien te ven, mal saben.


¿Que no soy yo algo menos que tuya?
Estribo que nos separa,
que subo y a menudo pierdo.


Me tomas por insulsa,
contraste con la avidez
que guardo en esa esquina.


Deshecha quedo, 
ya me ves.
Ni sonido ni gracia que me salve.


De mi frío banal
a tu descosido existencial:
¿cuántos escritos para deleitarte?