Buenas noches, que ni buenas son tus palabras al decirme lo que te soy, ni noches dejas que sean llevándote contigo la luna, diciendo que está demasiado llena, que vas a vaciarla. Siéndote suya de pronto eres más pequeña. Te dejas ver entre un destello y un silencio astral. Te duerme por necesitarla y hacerla tuya en secreto, quitándome la calma nocturna que te confieso cuando callas. Entonces me miras con tus párpados cerrados, que a veces recitan tus sueños y otras reclaman mis labios. Me miras y me despido de tu encanto. La luna deja de ser luna para ser nosotras, y nosotras dejamos de ser dos pieles que se viven para ser un mucho que cuando duermes es nada y cuando nos quiero es todo. Te nos llevas porque así lo quieres, y me gritas con besos que me tienes tan adentro que ni la noche me atrapará.
Somos luna y no dormimos. Que nadie nos despierte de estar despiertas.
Buenas tuyas, noches mías.