sábado, 1 de febrero de 2014

Febrero: Aquel vagón asiduo.

A ratos me pregunto si no es este daño que se me pega a la piel el mismo que has sentido tú a días. Si no es esa prisa que de pronto me corroe al despedirnos la que sientes tú cuando te diriges a aquel vagón asiduo que se ha retrasado un minuto hoy. Si no es esta herida de aquí que jamás sangró aunque pensaras mil veces que sí la que también tuviste tú cuando era verano y éramos un poco más libres o menos ciegas. Si no es esta melodía la que sonaba cuando te llamaba y tú fumabas distraída, y te fumabas hasta las ganas. O si no es esta boca la que hemos besado y con la que nos hemos dormido otras noches (y vidas) más para nadie, más de ir descalzas.
O si, en fin, es esta mente la tuya y por eso dirijo siempre todos mis silencios a ti, y mis momentos para no callar también, y esos de "no pienso en nada", pero siempre en tonalidad tuya, siempre esperando a que otro pensamiento llegue y con él componer una partitura, pero siempre en tono tú.  ¿Entiendes?

A veces siento que me has anulado, que ando como sin voluntad, que el corazón se me ha hecho tan ancho, tan ancho, que soy todo corazón, el órgano más feo de todos, pero donde me dicen que te tengo. Y yo ya no sé si es lo que escucho o es lo que tú dices,  ya no sé si te tengo o te soy. Ya no sé por qué mi música es poco más que tu manifestación sonora, ni por qué la poesía eres tú en verso, y más que no te cuento. Ya no sé si a veces sabes lo que voy a decirte porque ya has venido de mí, porque lo que pienso está ya dentro de ti, y es por ello que ríes cuando yo no veo que me miras, y es por ello que lloras y me duele o me despierto a las 5 de la mañana con la mejilla húmeda. No sé si cuando te digo que te amo siento en realidad lo que tú amas. Ignoro si no lees esto porque ya lo conoces desde antes de ser letra.

Sólo sé lo que dejas escapar de ti, lo que me dejas por vivir yo.
A veces planeo ser yo también un descuido e irme poco a poco. Y que venga el frío y yo ser frío y así morir.