domingo, 9 de febrero de 2014

Mi madre está enferma

Mi madre está enferma.
Lleva tiempo tumbada.
Moquea. Se duerme.
Despierta. Me habla.
Pregunta. Me mira.
Yo le digo nada.

Las noticias de fondo informando.
A mí no me importan.
Las oigo sorda
mientras mi madre escucha
y me habla, y yo ausente
le respondo nada.

Me mira de nuevo.
Mientras camino, me habla.
Se queja del frío
de que esté enferma,
de las noches que pasa
y todo lo que yo hablo es nada.

Pregunta por todo,
por lo que tengo y lo que no,
por lo que vivo y lo que muero,
hasta por mis sueños pregunta,
y por poco, o por mucho
pronuncio nada.

Está sola ahora;
he dejado su compañía.
Atravieso el salón
mientras el frío abraza las cortinas,
mientras mi madre apaga el televisor
y ya no se escucha nada.

Me giro, me detengo, la miro,
y escucho cómo me dice
si no seré yo la que esté enferma
de tristeza y de lo que callo
y confieso que estoy enferma,
que estoy enferma, pero de nada.